Está totalmente demostrado que el miedo impide la libre iniciativa. La mala situación económica de millones de personas, se debe sin duda al miedo. Recordemos que el niño atemorizado busca a su querida madrecita y se apega a ella en búsqueda de seguridad, el esposo atemorizado se apega a su esposa y siente que la ama mucho más. La esposa atemorizada busca a su marido y a sus hijos y siente amarlos mucho mas.
Desde el punto de vista psicológico resulta muy interesante saber que el temor suele disfrazarse con la ropa del amor. La gente que internamente tiene muy pocos valores espirituales, la gente internamente pobre, busca siempre algo fuera para completarse, quiere ser alguien en la vida, busca subir, llegar al tope, quiere demostrar poder o superioridad; y preocupado por lo que ocurre afuera, vive siempre en el chisme, o sencillamente preocupado por lo que dicen los demás. La gente internamente pobre vive de temor en temor y como es natural, se apega al marido, a la mujer, a los padres, a los hijos, a viejos recuerdos o tradiciones caducas.
Cuando llegamos a viejos y si estamos enfermos y pobres en lo psicológico nos encontramos por lo común llenos de miedo y nos aferramos con ansia infinita al dinero, a las tradiciones de familia, a los nietos, a los recuerdos, etc. como buscando seguridad. Esto es algo que todos podemos evidenciar observando cuidadosamente las actitudes de los ancianos hacia donde todos vamos a llegar eso es indudable también, pero bien vale la pena ir observándonos de cuerpo entero.
Cada vez que la gente tiene miedo se esconde tras el escudo protector de la respetabilidad. Siguiendo una tradición, ya sea de raza, de familia, nación, llámese patriotismo, etc. Realmente toda tradición es una mera repetición sin sentido alguno, hueca, sin valor verdadero.
En igual forma todas las personas tenemos una marcada tendencia a imitar lo ajeno, y eso de imitar es producto del miedo, así llenos de miedo imitamos a todos aquellos a quienes nos apegamos. La señora imita al marido, el señor imita a la esposa, a los hijos, a los hermanos, a los amigos que le protegen, etc.
La imitación es el resultado del miedo, la imitación destruye totalmente la libre iniciativa. En las escuelas, en los colegios, en las universidades, los maestros y maestras cometen el error de enseñarles a los estudiantes varones y mujeres, eso que se llama imitación. En las clases de pintura y dibujo se les enseña a los alumnos a copiar, a pintar imágenes de árboles, casas, montañas, animales, etc. eso no es crear, eso es imitar, fotografiar. Crear nunca es imitar, crear jamás equivale a fotografiar.
Crear puede ser traducir, trasmitir con el pincel y a lo vivo, el árbol que nos encanta, la bella puesta de sol, el amanecer con sus hermosas y sutiles melodías de luz, etc. Para crear hay que liberarse del temor a la crítica. Hay creación verdadera en el arte chino y japonés del Zen, en el arte abstracto y semi-abstracto, a cualquier pintor chino del Zen y del Chan no le interesa imitar, fotografiar, repetir. Los pintores de China y Japón gozan creando y volviendo nuevamente a crear.
Los pintores del Zen y del Chan, no imitan, crean y ese es su trabajo, a ellos no les interesa pintar o fotografiar a una mujer, ellos gozan trasmitiendo su belleza abstracta. Nunca pintarían una bella puesta de sol en forma de fotografías, ellos gozan trasmitiendo su hondo sentimiento, gozan de la belleza abstracta, trasmiten en forma abstracta toda la belleza y el encanto del ocaso, lo importante es sentir la honda significación de la belleza y saberla trasmitir, pero para ello se necesita que no haya miedo, apego a las reglas, a las tradiciones, o temor al qué dirán o al regaño del maestro.
Es urgente que en el sistema de educación, los maestros comprendan la necesidad de que los alumnos y alumnas desarrollen el poder creador, es absurdo enseñarles a los alumnos a imitar, a repetir a calcar, es mucho mejor enseñarles a crear. El ser humano cuando solo sabe imitar es un autómata, sin consciencia real y verdadera de los que hace, esto hace que vivamos una vida inconsciente y dormida imitando superficialmente, repitiéndolo todo, gente así es la que solo aprendió a imitar.
De esa forma no se permite a los jóvenes desarrollar su inteligencia emocional, así se castra, así se atrofia la creatividad y a la larga su capacidad de liderazgo y emprendimiento, la motivación para ser distintos, etc.
Imitamos la ropa ajena y de esta imitación salen las distintas corrientes de la moda, se imita las costumbres ajenas aún cuando estén muy equivocadas. Imitamos los vicios, todo lo que es absurdo que siempre se vive repitiendo en el tiempo. Es necesario que nosotros enseñemos a los niños a pensar por si mismos, en forma independiente. Los maestros deben ofrecerles a los estudiantes todas las posibilidades para que dejen de ser autómatas imitativos. Se debe facilitar los mejores métodos y las mejores oportunidades para que estos desarrollen el poder creador; porque un creativo en el aula, será un futuro emprendedor en lo económico y social.
Necesitamos conocer la verdadera libertad para que sin temor podamos aprender a pensar por sí mismos, libremente y espontáneamente. Recordemos que la mente que vive esclava del qué dirán, la mente que imita, por temor a violar las tradiciones, las reglas, las costumbres, etc., no es mente creadora, no es mente libre, es mente esclava. Una mente así es como casa cerrada y sellada, casa donde nada nuevo puede ocurrir, casa donde no entra la luz del sol, casa donde solo reina la muerte y el dolor, el fantasma del pasado.
Lo nuevo solo puede darse donde no hay miedo, donde no existe imitación, donde existen apegos a las cosas, a los dineros, a las personas, a las tradiciones, a las costumbres, etc. La gente vive esclava de la intriga, de la envidia, de las costumbres de familia, de los hábitos, del deseo insaciable de ganar posiciones, escalar, subir, trepar al tope de la escalera, hacerse sentir, etc. Los maestros y maestras deben enseñarles a sus estudiantes varones y mujeres, la necesidad de no imitar todo este orden caduco e injusto de cosas viejas y mezquinos egoísmos, que le dan forma a la Sociedad Humana.
Se necesita Transformar a la Sociedad y los alumnos deben aprender desde la escuela a crear libremente a pensar libremente, a sentir libremente; a ser creativos, transformadores y no meros imitadores de lo viejo. Solo con libertad creadora podremos hacer profundas transformaciones sociales, debemos enseñarles a ser capaces de ver lo nuevo para no aferrarse al viejo orden social caduco y degenerado por su injusticia. Los alumnos y alumnas pasan lo mejor de su vida en la escuela adquiriendo información y sin embargo no les queda tiempo para pensar en todas estas cosas y comprender profundamente lo que es la libertad, para poder defenderla.
Diez o quince años en la escuela viviendo una vida de autómatas inconscientes del dolor ajeno para luego salir de la escuela con la consciencia de si mismos dormida, pero ellos salen de la escuela creyéndose muy despiertos, porque han adquirido ese extraño deseo de explotar al prójimo, de hacerse rico y de triunfar a costa del dolor ajeno, eso no importa, etc. Realmente la mente después de haber transitado tanto tiempo dentro de las aulas de clase solo ha aprendido a vivir embotellada entre ideas conservadoras y reaccionarias, imposibilitada de pensar con verdadera libertad porque está llena de miedo.
El ser humano después de pasar por la escuela o de haber madurado aprendió a tener miedo a la vida, miedo a la muerte, miedo al qué dirán, al dice que se dice, a la chismografía, a perder el empleo, a violar los reglamentos preestablecidos, a que alguien les quite el cónyuge o le robe a la cónyuge, etc. En la escuela solo se nos enseña a imitar y salimos de la escuela convertidos en imitadores profesionales, muchos años de escuela nos convirtieron en imitadores, imitamos por miedo a lo que otra gente pueda decir, los alumnos y alumnas imitan debido a que los maestros los tienen realmente aterrorizado, se les amenaza con una mala calificación, se les amenaza con determinados castigos, se les amenaza con la expulsión; es decir se los obliga a ser imitadores, loros repitiendo teorías ajenas, expertos en resolver ejercicios prediseñados, nada reales, nada nuevos.
Si realmente queremos volvernos creadores en el más completo sentido de la palabra, debemos hacernos conscientes de toda esa serie de imitaciones que desgraciadamente nos tienen atrapados. Cuando ya somos capaces de conocer la conducta imitativa de todo el mundo, cuando somos capaces de reflexionar y descubrimos de que realmente nuestra personalidad es producto de la imitación, cuando ya hemos analizado detenidamente cada una de las imitaciones dentro de las cuales reaccionamos constantemente, y nos hacemos conscientes de ellas, como consecuencia lógica nace entonces en forma espontánea, el poder de crear o mejor dicho la libertad de crear y de hacer; tan solo allí se ha empezado a cumplir el objetivo de la nueva Educación que anhelamos.
Se equivocan los maestros y maestras que suponen equivocadamente que los alumnos y alumnas necesitan de imitar para aprender. El que imita no aprende, el que imita se convierte en un autómata repetidor de conceptos ajenos, y eso es todo. No existe Educación cuando buscamos que los muchachos imiten o repitan lo que dicen los autores de geografía, física, aritmética, historia, etc. Imitar, memorizar, repetir como loros es nada, mejor es comprender conscientemente lo que estamos estudiando, con la llamarada de la comprensión no solo comprendemos el tema en cuestión sino que además aprendemos las íntimas relaciones con otros temas.
La Nueva Educación se basa sobre todo la comprensión, es la ciencia de la comprensión, es el estudio que nos permite descubrir nuestra relación con los seres humanos, con la naturaleza y con todas las cosas. La mente que solo sabe imitar es mecánica, es una máquina que funciona pero es mecánica, no es creadora, no es capaz de hacer nada nuevo, no piensa realmente en toda la extensión de la palabra, sólo repite y eso es todo.
La Nueva Educación nos enseña cómo pensar, la Vieja Educación nos dicta que pensar. El gran obstáculo para la Nueva Educación se llama miedo, bajo ningún pretexto por sublime que sea debemos atemorizar a la gente para poder tomar posesión de su mente, de su forma de pensar o someterlo a nuestros ideales. Nuestra Revolución Socio-Educativa se basa en una gran rebelión contra todas esas tiranías de ideas ajenas que solo sirven para martirizarnos el alma, para atarnos a la cárcel de dolor o de una vida preestablecida.
Las viejas generaciones han querido que los jóvenes siempre repitan el mismo estilo de vida, los mismos egoísmos, la misma mezquindad, se les ha dicho a los jóvenes que eso de tener dinero es lo único por lo cual vale la pena vivir y mil cosas más.
Necesitamos comprender esa relación que existe entre el miedo, la falta de creatividad y libertad. Necesitamos comprender la verdadera naturaleza de la sensación y de la satisfacción. La mente que quiera llegar a comprender la verdad debe estar libre de trabas, dejar de huir del dolor y dejar de perseguir el placer y la satisfacción.
Queremos mente libre de todas las trabas. Pero para ellos se necesita empezar por estudiar aquellas sensaciones que son para nosotros más familiares, por ejemplo el temor; y establecer allí el adecuado cimiento para la comprensión. Las sensaciones tienen su lugar adecuado y cuando las comprendemos profundamente en todos los terrenos de la mente, no asumen la deformación que ahora tienen. Eso se llama Autoconocimiento de sí mismos, eso se llama Auto-Gnosis, es decir saber quienes somos.
Muchas personas piensan que si todo este orden de cosas marchase de acuerdo con el partido político al cual pertenecen, y por el cual siempre luchan, entonces tendríamos un mundo feliz, lleno de abundancia, paz y perfección. Ese concepto es falso porque nada de eso puede existir si antes no hemos comprendido individualmente el verdadero significado de las cosas.
La perdida de la libre iniciativa debido al miedo o temor hace que el ser humano sea internamente demasiado pobre y por ello necesita dinero y satisfacción personal para sentirse lleno. Cuando alguien es muy pobre internamente entonces debe buscar algo fuera para completarse y encontrar satisfacción, pero esto no es felicidad.
Ahora entendemos el porqué el dinero y las cosas materiales han adquirido un valor desproporcionado y que el ser humano esté dispuesto a robar, a explotar y a mentir a cada instante, a eso se debe la lucha entre el capital y el trabajo, entre patrones y obreros, entre explotados y explotadores, etc. Son inútiles todos los cambios políticos sin haber comprendido antes nuestra propia pobreza interior, nuestro propio miedo al qué dirán.
Pueden cambiarse una y otra vez los sistemas económicos, puede alterarse una y otra vez el sistema social, pero si no hemos comprendido profundamente la íntima naturaleza de nuestra pobreza interior, si internamente hay insatisfacción, el individuo creará siempre nuevos medios y caminos de obtener satisfacción personal a costa de la de otros.
Es urgentemente comprender profundamente la naturaleza íntima del mí mismo, entender que este es una condición que hemos adquirido mediante la imitación a los demás, esto es algo mecánico, no es auténtico, no es propio. Si realmente somos ricos internamente, seríamos incapaces de explotar al prójimo, seríamos incapaces de robar y de mentir, estamos más allá de las trabas de la sensación y la satisfacción personal, entonces habremos encontrado la felicidad y la paz. Necesitamos el dinero, eso es cierto, pero es necesario comprender profundamente nuestra justa relación con éste.
Ni el mendigo ni el codicioso han comprendido jamás cual es la justa relación con el dinero. No es codiciándolo, no es renunciando como podemos comprender nuestra justa relación con este. Necesitamos comprensión para darnos cuenta inteligentemente de nuestras propias necesidades materiales sin depender desproporcionadamente del dinero.
Solo así termina el dolor del desprendimiento, y el sufrimiento espantoso que nos produce la competencia. Debemos aprender a diferenciar nuestras necesidades físicas inmediatas y la dependencia psicológica de las cosas. La dependencia psicológicas de las cosas crea explotación y la esclavitud.
Necesitamos dinero para cubrir nuestras necesidades físicas inmediatas. Desgraciadamente la necesidad se transforma en codicia. La imitación y el miedo suelen darle al dinero y a las cosas un valor distinto al que tienen, un valor exagerado y absurdo. La falta de creatividad en nuestras vidas, hemos permitido mediante la imitación la implantación modeles de vida basados en la codicia.
Debemos reconocer que le hemos dado muerte a la libre iniciativa de nuestros jóvenes, les hemos enseñado que solo el dinero es el camino de la felicidad, les hemos enseñado a imitar esa forma de vivir, los hemos llenado de miedo, hemos condicionado su mentalidad, los hemos vueltos mezquinos y miserables e internamente muy pobres.
Este actual orden de cosas se debe a ese extraño temor y a esa satisfacción que produce una falsa seguridad, esa falsa seguridad es lo que se denomina materialismo. Existe el materialismo de izquierda y el de la derecha, ambos nos vuelven mecánicos, en el materialismo de derecha vivimos para acumular y acumular objetos materiales, llenarnos o rodearnos de piedras, fierros, tierras, etc. a las cuales llamamos casas propiedades, etc.
Pero es lógico que tenemos la necesidad de conseguir dinero para satisfacer nuestras necesidades físicas, para tener pan, abrigo y refugio.
Pero si dependemos del dinero exclusivamente para nuestra propia felicidad y satisfacción personal, entonces somos los seres más desgraciados de la tierra. Cuando comprendemos profundamente que el dinero sólo tiene por objeto proporcionarnos pan, abrigo y refugio, entonces le ponemos espontáneamente una limitación inteligente, y el resultado de esto es que el dinero ya no asume ante nosotros esa importancia tan exagerada que tiene cuando se convierte en una necesidad psicológica.
El miedo ejerce sobre la mente el deseo de seguridad. El deseo de seguridad se refiere al hecho de que nuestros propósitos deben ser aprobados por todo el mundo, ahora entendemos que el miedo y el deseo de ser aprobados son los mecanismos de esa falta de libre iniciativa en que se desenvuelve el ser humano actualmente. El deseo de seguridad, el deseo de ser aprobados esclaviza la voluntad convirtiéndola en una prisionera de auto barreras definitivas, dentro de las cuales se esconden las miserias humanas. Es ese miedo y el deseo de ser aprobados el que trae toda clase de complejos de inferioridad; es urgente que la Educación tome en cuenta estas cosas, que no utilice el miedo como fórmula de motivación hacia los estudiantes.
El miedo a la vida, el miedo a la muerte, el miedo al hambre, el miedo a la miseria, el miedo al frío y a la desnudez, engendran toda clase de complejos de inferioridad. El miedo conduce a los hombres a la violencia, hace que se armen y que unos a otros se maten, o que caigan en acciones violentas contra sí mismos. El hombre que dice que es capaz de matar o de hacerse matar en el fondo ambas son formas de la violencia y en el fondo ambas son temor. El miedo conduce a los hombres al odio, a la explotación, etc.
Recordemos que una de las formas más sutiles del temor es esa falta de creatividad y de autenticidad dentro de nuestra vida, la mente de los hombres así educados en base a la imitación y el miedo a no ser aprobados vive de cárcel en cárcel, y cada cárcel es una escuela, un concepto errado, un prejuicio, un deseo, una opinión, una teoría. La mente debe volverse como un niño para que pueda servir de instrumento al espíritu, a la paz y a la libertad.
Práctica: Acuéstese Ud. en forma en que su cuerpo quede lo más cómodo posible.
-Concéntrese ahora en sus propias necesidades físicas inmediatas.
-Medite Ud. reflexiones en cada una de esas necesidades.
-Adormézcase tratando de descubrir por sí mismo, donde termina la necesidad y donde comienza el temor de no ser aprobados. Medite Ud. hasta donde está siendo condicionado por esa sensación de ser aprobado por los demás.
-Recuerde que en esto en el fondo se esconde el temor de la imitación.
-Si su práctica de concentración y meditación interna es correcta, en visión interna descubrirá cuáles son sus legitimas necesidades y cuál es el temor..
-Recuerde que sólo comprendiendo profundamente la necesidad y el temor podrá Ud. establecer cimientos verdaderos para el correcto proceso del pensar.
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